Entrevista año 2015 en Madrid.
Arnold Schwarzenegger es
un tipo que tuvo una visión. Un hombre que abandonó ese pequeño
pueblo de su infancia, Thal, en Austria, con la ilusión de
convertirse en estrella del culturismo y de Hollywood. Sus sueños se
hicieron realidad y dejaron machacona huella en su discurso. Enarbola
sin el menor atisbo de apocamiento la retórica del éxito conseguido
a base de sacrificio, convirtiendo su periplo vital en un pequeño
manual de autoayuda que divulga allá por donde va: no te quedes en
la zona de confort, sal y haz lo que debas hacer, no temas al
fracaso, desafía tus límites. Su padre, un oficial nazi, quería
convertirlo en policía. Y él, se podría decir que, a su manera, le
correspondió: dedicó media vida a empuñar un variopinto repertorio
de pistolas.
El sol ilumina la
madrileña Casa de Campo en esta mañana del mes de octubre y una
furgoneta con los cristales tintados surca los alrededores del
pabellón de cristal, lugar donde se celebra el Arnold Classic,
evento del culturismo y el fitness que nació en Columbus, Ohio, y
que tiene en Madrid su cita europea. El hombre que protagonizó
Desafío total (1990), de Paul Verhoeven, desciende del vehículo con
paso determinado. Pantalón beis y polo marrón, cinco guardaespaldas
le custodian.
Su diligente jefe de
prensa le flanqueará durante esta entrevista, que intentará acortar
cuando se presentan las preguntas incómodas.
Schwarzenegger se
conserva estupendo. Queda claro que levantarse todos los días a las
5.30 para hacer ejercicio permite acercarse a los 70 con buen paso.
Al principio de la entrevista, le cuesta establecer contacto visual.
Responde a las primeras preguntas mirando a la ventana.
No tiene la prodigiosa
voz de Constantino Romero, el hombre que le doblaba en Terminator,
pero su registro es profundo y grave, idóneo para papeles de malo. A
pesar de llevar 47 años viviendo en Estados Unidos, conserva parte
de su acento austriaco. Sobre todo, al pronunciar la uve doble, que
articula como una uve.
Señor Schwarzenegger,
explíquele a alguien que no tiene ni idea de culturismo cuál es el
misterio de esta disciplina, qué es lo que le hizo sentirse atraído
por ella. Lo que a mí me atrajo fue ir a ver de pequeño las
películas del hombre más fuerte del mundo, Hércules. Me dije:
“Wow, ¿es esto posible? Yo quiero verme así”. Aprendí todo lo
que pude de Reg Park, que fue tres veces míster Universo y consiguió
protagonizar las películas de Hércules gracias a su físico.
Cuando leí su biografía, sentí que acababa de recibir el manual
para mi vida. Practicar cinco horas de ejercicio al día como él,
convertirme en campeón del mundo de culturismo; hacerme actor de
cine gracias a ese campeonato; llegar a ser una estrella de cine;
ganar millones de dólares, ser rico y famoso…
¡¿Tuvo usted esa
visión?! Sí, tuve esa visión a los 15 años. Reg Park descubrió
el mundo para mí. Yo era un chico nacido en un pequeño pueblo de
Austria. Y todo se fue haciendo realidad poco a poco. Me convertí en
el míster Universo más joven de la historia, gané 13 veces el
campeonato, me propusieron entrar en el negocio de las películas…
Y cuando lo conseguí sentí que debía llevar la antorcha para
inspirar a millones de jóvenes de todo el mundo. Mi cruzada ya no
fue solo la del culturismo, sino transmitir que puedes conseguir
cualquier cosa que te propongas. Tienes que tener una visión, tienes
que creer en ti mismo, tienes que trabajar a destajo, tienes que
aprender a no conformarte con los noes porque todo el mundo te va a
decir que es imposible. Estas son las reglas del éxito, esto es lo
que tienes que hacer, puedes hacerlo.
El actor, en plena
exhibición de músculos, en 1966 en Santa Mónica. / Getty
Pero no fue fácil. En
sus memorias cuenta que, cuando expresaba su deseo de ser actor, se
reían de usted por su acento, por su cuerpo… Me daba igual. Cuando
tienes una visión, solo miras al frente: a los lados ves a la gente
que se ríe, a los que tienen dudas, pero tienes tu objetivo bien
claro. Por eso yo digo: no hagas caso a las personas negativas,
no te sientas herido porque alguien se ría de ti.
En su última película,
Maggie, interpreta usted el personaje más vulnerable de toda su
carrera, ¿resulta ese papel más cercano al auténtico Arnold
Schwarzenegger? Es parte de mí. Todos tenemos una parte vulnerable,
una parte victoriosa, una parte dura, una parte dulce, o inocente.
Como en Los gemelos golpean dos veces, donde hice el papel del Arnold
inocente. En Comando, Depredador, Terminator, ves al otro Arnold, el
Arnold brutal. Ahora tengo hijos. Leí el guion y me dije: “Si esto
le ocurriera a mi hija…”.
Contó usted en el
festival de Tribeca que lloró al leer el guion… Es cierto. Empecé
a imaginarme en esa situación. Qué frustrante debe de ser para un
padre que todo el mundo se quiera deshacer de su hija porque tiene un
virus de zombi. Cuando te haces mayor, te das cuenta de muchas cosas.
Con 20 años no sabes lo que es ser padre. Pero a los 60 ya has
pasado por todos esos retos que plantean los hijos. Esta era una
película que no podría haber hecho hace 20 años.
En los últimos tiempos
está muy activo en el frente del cambio climático. Fundó usted en
2010 una ONG, R20 Regions of Climate Action [regiones de acción por
el clima], se reunió hace un año con François Hollande. La
decisiva cumbre de París está a la vuelta de la esquina, en
diciembre: ¿qué es lo que el mundo aún no ha comprendido? Yo creo
que la pregunta es: ¿qué es lo que el movimiento medioambiental no
ha comunicado aún? Porque yo creo que el mundo, al final, lo
entendería. Cuando se habla del cambio climático global, suena a
algo del futuro. Y la gente siente más su día a día: tengo que
conseguir comida para mi familia, para pagar las facturas. Mi queja
con respecto a la comunidad medioambiental es que debemos decirle a
la gente que la polución que se está creando ahora mismo está
matando a siete millones de personas al año. Los accidentes de
coche, los suicidios, los homicidios, todo eso no se acerca ni mucho
menos a siete millones de personas. Esta es la causa número uno de
muerte hoy, la polución. De eso habría que hablar y escribir, así
todo el mundo se alarmaría. Yo lo he visto en California. Cuando
hablábamos del riesgo de salud, la gente empezaba a apoyar las leyes
medioambientales.
Hablando de California,
usted, como gobernador, pasó de una agenda política más
conservadora a una más orientada hacia el centro. Fue, de hecho, un
republicano atípico. ¿Cómo ve esa etapa ahora que ha pasado un
cierto tiempo? Se puede decir que eso es ser un republicano atípico
o no. Porque la carpa republicana es una carpa grande; tenemos gente
en la izquierda, en el centro, en la extrema derecha. Lo mismo que
ocurre en el Partido Demócrata. En California, hay demócratas tan
conservadores que no han aprobado las leyes medioambientales que
presentó el gobernador Brown. Yo era mucho más práctico, sentía
que no debíamos quedarnos atascados en la ideología, sino que era
necesario servir a la gente. Si había que hacer algo, daba igual que
fuera considerado como una idea liberal o progresista, lo importante
era que se tratara de una buena idea. Yo siempre he sido muy abierto
en este sentido y, cuando haces eso, tienes enemigos en la izquierda
y en la derecha.
Bueno, pero sí fue
atípico: pro causa gay, pro aborto, concienciado con el medio
ambiente… Y a la vez se declaraba usted heredero de Milton Friedman
en lo económico… Así es. En lo social fui de pensamiento más
progresista, y en lo económico, financiero y presupuestario, era
mucho más conservador. Creo firmemente que debemos vivir con los
medios que tenemos; y da igual lo que digan, no podemos gastar el
dinero que no poseemos porque, en última instancia, alguien tendrá
que pagar por ello. ¿Por qué querríamos que futuras generaciones
pagaran por nuestros errores?
Usted expresó su deseo
de ser presidente de Estados Unidos a pesar de que no es posible al
no haber nacido allí. ¿Aún lo sigue deseando? Yo estaría ahí en
el plató debatiendo con los demás candidatos si hubiese nacido en
Estados Unidos, porque creo que lo puedo hacer tan bien o mejor que
ellos, y podría explicar cuál es mi visión del futuro de América
y del mundo. Así que cuando veo los debates, pienso que es una
lástima no poder estar allí arriba; al mismo tiempo, soy consciente
del hecho de que todo lo que he conseguido ha sido gracias a ese
país, y es probablemente el único trabajo que no puedo hacer por
cómo es Estados Unidos, por su Constitución, así que todo bien.
¿Cuál cree que es el
mejor candidato para la presidencia? ¿De cuál se siente más
cercano? Es muy pronto para decirlo. Creo que todos ellos han
desempeñado su puesto mejor que nunca. Los candidatos son cada vez
más inteligentes en sus planteamientos, en su comunicación. Pero no
estoy de acuerdo al 100% con ninguno de ellos. Una combinación de
todos ellos daría para un buen candidato.
El final de su mandato
fue un momento clave para usted, confluyeron muchos factores, ¿cómo
vivió aquella etapa, que, creo, fue una de las más duras de su
vida? Lo que la hizo dura fue la recesión. Recuerdo que Warren
Buffett me dijo: “Arnold, esta pelota no va a rebotar hasta pasados
siete u ocho años”. Fue una época desastrosa.
Arnold Schwarzenegger
Nació en un pequeño
pueblo de Austria, Thal, en 1947. Hijo de un oficial de policía,
abrazó el culturismo como pasaporte a la fama, y lo consiguió.
Conan el Bárbaro, que rodó en España en 1982 (con Jorge Sanz
haciendo de pequeño Conan), fue su primer éxito. Con Terminator, en
1984, reventó las taquillas y se convirtió en icono del tipo duro
de pelar. El que fuera gobernador de California entre 2003 y 2011
considera que uno no consigue hacer nada en el día si no se levanta
antes de las 5.30. Tiene una máxima formulada por Eleanor Roosevelt:
“Cada día, haz una cosa que te dé miedo”.
En su libro de memorias,
habla de lo duros que fueron aquellos días también como marido [se
separó de Maria Shriver, su esposa de los últimos 12 años, al
descubrirse que tenía una hija fruto de su relación con una
empleada del hogar; lo contó en Total Recall: My Unbelievably True
Life Story (Memoria total: la increíble historia de mi vida) y
algunos le criticaron por dar tanto detalle, sobre todo, por hacer
que sus hijos se enteraran de todo]. Me pregunto si lamenta alguna de
las cosas que hizo o que escribió en sus memorias. No, no lamento
nada de lo que hice. Creo que [silencio]…, eh, la economía estaba
como estaba y yo intenté hacer todo lo que pude. Siempre es doloroso
tener que recortar en educación o en sanidad. En el ámbito
personal, por supuesto que lamento los errores que he cometido, pero
es fácil ver las cosas a toro pasado; si hubiera podido viajar en el
tiempo, me habría dicho a mí mismo que hay determinadas cosas que
no hay que hacer.
El Papa estuvo de visita
recientemente en Estados Unidos. Pidió al Congreso que se acabe con
la pena de muerte. ¿Qué opina? [Schwarzenegger resopla; traga
saliva] Siempre he apoyado la pena de muerte. Creo que hay cierta
gente que no es capaz de vivir en este mundo, sea cual sea la razón:
enfermedad mental, o algo que hace que haya que encerrarlos, solos en
una jaula, en una prisión. En California hay pena de muerte, la
gente votó por ello con una mayoría clara. Y la tenemos porque hay
una diferencia entre los que matan a una persona –cualquiera puede
cometer errores, y van a la cárcel de por vida, lo que significa que
a los 20 años pueden salir– y alguien que mutila, lentamente,
cuerpos de mujeres, y las viola, estrangulándolas y enterrándolas
vivas en la basura… En casos como ese, yo creo que no hay razón
por la cual deberíamos seguir alimentando a esta persona,
manteniéndola encerrada, ¿qué sentido tiene eso? A individuos como
esos es mejor dejarlos marchar.
¿Y cómo afrontó estas
situaciones en su etapa de gobernador? Son decisiones difíciles.
Pero es lo que ocurre cuando lideras una comunidad de 38 millones de
personas. No todo el mundo puede hacer este trabajo. Recibes llamadas
por la noche y te preguntan: “¿Quieres perdonar a esta persona o
sigues adelante con la ejecución?”. Son decisiones muy difíciles,
pero yo estaba preparado para tomarlas, y estaba totalmente
convencido de que tomaba la determinación adecuada. No hacemos eso
con todo el mundo; solo con algunos individuos que cometieron
crímenes atroces. En cualquier caso, comprendo perfectamente al
Papa.
¿Le comprende?
Totalmente. Todo el mundo lucha por lo que es mejor para su posición.
Yo, como gobernador, representaba al pueblo y eso era lo mejor que
podía hacer. El Papa está en una posición en que debe hablar de
Dios, de la Iglesia. Y yo escucho con gran placer sus ideas.
La entrevista está
llegando a su fin. Han transcurrido 25 minutos y llegan las primeras
señales de que los 30 minutos pactados pueden quedar en menos; el
jefe de prensa se revuelve en su silla. Abordamos un asunto que
causó polémica. En las últimas horas de su mandato, Schwarzenegger
redujo la pena de cárcel del hijo de Fabián Núñez,
influyente abogado del Partido Demócrata. El joven Esteban Núñez,
adolescente que se declaró culpable de matar (junto a Ryan Jett) a
puñaladas a otro joven, Luis Santos, en las calles de Los Ángeles,
vio así su condena reducida de 16 a 7 años por obra y gracia del
gobernador de California. Desde distintos sectores se le acusó de
someterse a las presiones de alguien con buenas conexiones.
La CNN realizó un
reportaje poniendo en entredicho su actuación en el caso de Esteban
Núñez. La justicia resolvió que usted no hizo nada que no pudiera
hacer, pero me gustaría saber qué tiene usted que decir ante esa
denuncia. No tengo necesidad de decir nada. Ya he hecho declaraciones
a este respecto, así que no voy a dedicar tiempo, aquí, en España,
a explicar algo así que ocurrió en California.
Terminada la entrevista,
el jefe de prensa se acercará y nos pedirá la dirección de correo
electrónico para enviar el comunicado que Schwarzenegger emitió
tras adoptar su decisión. Dice así: “La muerte de Santos es
trágica, y no descarto la gravedad del delito. (…) Teniendo en
cuenta el papel limitado de Núñez en el asesinato y la ausencia de
antecedentes penales, creo que su sentencia es desproporcionada en
comparación con la de Jett. Los términos más bajos para homicidio
voluntario (tres años) y asalto con un arma mortal (dos años cada
uno) serían más apropiados a la luz de estas diferencias”. En el
correo se añade: “El gobernador tomó esta decisión después de
una extensa revisión e investigación llevada a cabo por sus
asesores jurídicos (…).
A pesar de la
incomodidad, Schwarzenegger permanece sentado y acepta seguir
hablando un par de minutos más.
Oiga, y usted, a estas
alturas de la vida, después de todo lo que ha hecho, ¿con qué
sueña? Mi sueño ahora es hacer que la gente esté sana y en forma;
y crear un mundo en el que apoyemos las energías renovables, en el
que podamos vivir de la abundancia del sol, de fuentes de energía
que nos permitan prescindir del petróleo y de esa polución que mata
a tantas personas.
Fuente:
http://elpais.com/elpais/2015/10/22/eps/1445522041_093628.html